¿De dónde vienen los abdominales hipopresivos?
Los hipopresivos fueron creados en los años 80 por el Dr. Marcel Caufriez. Durante sus estudios en rehabilitación posparto, se dio cuenta de que muchas mujeres no lograban recuperar el tono abdominal tras el embarazo, lo que provocaba problemas como incontinencia urinaria o dolores de espalda. Así nació este método, que combina ejercicios posturales y respiratorios para activar el abdomen y el suelo pélvico de forma efectiva y segura.
¿Cómo se realizan los ejercicios hipopresivos?
La técnica se basa en tres pilares:
- Postura correcta: Se adoptan posiciones que activan músculos como el transverso abdominal, el suelo pélvico y otros estabilizadores, mientras se relajan los hiperpresivos (como el diafragma o el psoas).
- Apnea espiratoria: Después de exhalar todo el aire, se realiza una succión abdominal que activa profundamente los músculos internos.
- Inclinación del eje corporal: Esto mejora la conexión entre la postura y la respiración para optimizar los resultados.
Es un trabajo que requiere concentración y precisión, pero los resultados valen la pena.
¿Por qué deberías probar los abdominales hipopresivos?
Los beneficios de los hipopresivos son amplios y abarcan tanto aspectos funcionales como estéticos. Aquí tienes una lista de las razones por las que deberías incorporarlos a tu rutina:
Beneficios principales
- Fortalecen la faja abdominal y mejoran la estabilidad del cuerpo.
- Aumentan el tono del suelo pélvico, previniendo prolapsos y mejorando problemas de incontinencia.
- Corrigen la postura, al alinear el eje de gravedad y reducir tensiones.
- Ayudan al sistema nervioso simpático, lo que puede mejorar la calidad de la función sexual.
Más allá del suelo pélvico
- Reducen la hinchazón abdominal y ayudan a definir la cintura.
- Mejoran el ritmo intestinal, aliviando el estreñimiento.
- Alivian la presión en deportes de alto impacto como running o crossfit.
- Disminuyen el dolor lumbar al estabilizar y fortalecer la zona.
Además, son ideales para tratar disfunciones como:
- Recuperación tras el parto.
- Prolapsos y disfunciones del suelo pélvico.
- Dolores menstruales o congestión pélvica.
- Dolor de espalda y problemas posturales.
- Hemorroides, al reducir la presión sobre el suelo pélvico.
¿Quiénes deberían evitarlos?
Aunque son muy beneficiosos, no están recomendados para:
- Mujeres embarazadas.
- Personas con hipertensión arterial no controlada.
Antes de comenzar, siempre es buena idea consultar a un especialista en suelo pélvico para asegurarte de que los realizas de forma correcta y segura.
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